LAS TRES HERMANAS . 2011
Carregado
Por – Anton Chéjov
Traducción – António Pescada
Puesta en escena – Nuno Cardoso
Asistencia artística y movimiento – Victor Hugo Pontes
Escenografía – F. Ribeiro
Vestuario – StoryTailors
Diseño de luces – José Álvaro Correia
Diseño de sonido – Rui Dâmaso
Con – Daniel Pinto, Isabel Abreu, João Grosso, José Neves, Luís Araújo, Manuel Coelho, Maria Amélia Matta, Maria do Ceú Ribeiro, Micaela Cardoso, Sara Carinhas, Sérgio Praia, Tonan Quito, Vitor d’Andrade
Coproducción – TNDM II y Teatro Ao Cabo
M/12
Por Anton Chéjov
Puesta en escena Nuno Cardoso
Después de «Platonov» (TNSJ, 2008), el ardiente, inacabado, caótico, irrepresentable primer ensayo de la obra más estructurante de la dramaturgia moderna, y «A Gaivota» (Ao Cabo Teatro/ TNSJ/CCVF/Teatro Maria Matos/Teatro Aveirense, 2010), una especie de espejo vertiginoso en el que el teatro se utiliza a sí mismo para ensayar una reflexión sobre el paralelismo entre la vida y la creación, Nuno Cardoso cierra su trilogía chejoviana con «Las tres hermanas», metáfora del sueño destruido por el paso del tiempo, drama entretejido de la decadencia de una clase dirigente cuya fijación infantil en la felicidad de los «tiempos de antaño» oculta mal la ausencia de horizonte y la pérdida de sentido.
Un reejercicio de una metodología de trabajo que amplía y profundiza la idea de ensayo, tomando el repertorio y una dramaturgia material, física, descubierta con el cuerpo, como puntos de partida para el libre desarrollo de los lenguajes de unos creadores cuyo trabajo conjunto parece exponenciar las cualidades de cada uno.
En «Las tres hermanas», Olga, Macha e Irina llevan una vida cotidiana banal en una pequeña ciudad de las afueras de Rusia, mientras sueñan con regresar a su Moscú natal. En estos tiempos de crisis, cuando la nostalgia de aquel tiempo en que «éramos felices y no lo sabíamos», repitiendo la formulación de Pessoa, se cierne como una amenaza, es importante saber dónde está nuestro Moscú, entender por qué los sueños no se convierten en el motor del futuro. Necesitamos redescubrir el teatro como prueba de nosotros mismos y como alternativa al consumo cultural de masas, que sólo prolonga la sumisión.